MACROESTRUCTURA DE LA DIDÁCTICA
La institución educativa reconoce la importancia del saber de la macroestructura semántica del texto como objeto de enseñanza dadas las condiciones y los bajos niveles de comprensión y escritura de textos narrativos y expositivos de los estudiantes que inician sus estudios en los diversos programas académicos.
Su construcción permite que la representación mental de un texto se organice como un todo coherente dotado de significado, situación importante desde la perspectiva del aprendizaje del estudiante a partir de la comprensión de textos expositivos y argumentativos. La existencia de diferentes estructuras textuales y el conocimiento de estas estructuras expositivas le permite la aplicación de una “estrategia estructural” de procesamiento que facilita la construcción de la macroestructura y el recuerdo posterior del texto. Es decir, el “efecto de los niveles” de la estructura permite que la información “importante” de un texto sea mejor recordada que los detalles o proposiciones situados en los niveles más bajos.
Las dificultades para que la macroestructura semántica del texto sea un objeto de enseñanza involucran un marco supremamente amplio y complejo: de un lado, la escasa producción lectoescritural y de investigación de los profesores dedicados a su enseñanza; de otro, la poca comprensión y escritura de textos de los estudiantes, además de los deficientes desarrollos de sus procesos cognitivos básicos y complejos para captar la información, transformarla y almacenarla.
Presentan déficit de atención y concentración y su razonamiento, imaginación, toma de decisiones, autonomía, pensamiento y lenguaje imposibilitan la comprensión y el aprendizaje de los saberes.
Macrorreglas textuales
Se entiende por macrorreglas textuales las operaciones cognitivas que realiza el lector u oyente con el fin de extraer la información relevante de un texto y poder así formular el tema del que trata.
El concepto de macrorreglas ha sido acuñado por el lingüista holandés T. A. van Dijk (1977) con el objetivo de describir las reglas que se aplican al conjunto de proposiciones que forman un texto para obtener su macroestructura, entendida esta como el contenido semántico que resume el sentido del texto. T. A. van Dijk distingue las cuatro macrorreglas siguientes:
J Supresión u omisión: dada una secuencia de proposiciones, se suprime la información que no es necesaria para interpretar lo que sigue en el texto. En el ejemplo Pasó una chica. Llevaba un vestido verde. De repente, tropezó, se puede suprimir la proposición Llevaba un vestido verde, porque el resto del discurso no presupone esa información, ya que no desempeña un papel en la interpretación de las oraciones; por lo tanto, no figurará en la formulación del resumen o macroestructura del texto.
J Selección: se selecciona la información relevante dentro del sentido global del discurso; constituye el reverso de la operación anterior. En el ejemplo presentado, se seleccionarían las proposiciones Pasó una chica y De repente, tropezó porque son necesarias para construir el sentido global o tema del discurso: el texto del ejemplo trata de una chica que tropieza.
J Generalización: se abstraen las características particulares de una serie de objetos, lugares o personas, extrayendo lo que es común (de este modo, se suelen sustituir los hipónimos por un hiperónimo). Del ejemplo En el suelo había una muñeca, y un tren de madera. Dispersos se encontraban también algunos puzles, se puede derivar una macroproposición como En el suelo había juguetes, que constituye el tema del discurso o macroestructura a partir de la generalización.
J Integración o construcción: se funden en uno dos conceptos constitutivos; el concepto que resume la secuencia no necesariamente tiene que estar presente en el texto, porque forma parte de nuestro conocimiento del mundo. En el ejemplo Fui a la estación. Compré un billete. Me acerqué al andén. Subí al tren. El tren partió, al aplicar la regla de construcción se obtiene la siguiente macroproposición: Viajé en tren.
En la realización de operaciones textuales hay que destacar que las macrorreglas, además de poder aplicarse repetidamente, de forma recursiva, cumplen el principio de implicación semántica o vinculación. Es decir, la regla de supresión anula la información secundaria o incidental, en tanto que las reglas de selección, generalización y construcción establecen las relaciones de conexión entre proposiciones y secuencias de frases. Puede simplificarse la explicación de estos procedimientos utilizando únicamente las reglas de supresión, generalización y construcción, propuestas con posterioridad (Van Dijk, 1980), pues la supresión y la selección constituyen operaciones cognitivamente muy imbricadas. Además, es necesario destacar que la construcción del sentido global o macroestructura de un texto depende en última instancia del destinatario, quien aplicará las macrorreglas en función de sus intereses, su intención, su conocimiento del mundo, sus deseos, normas y valores. Cada lector u oyente, por lo tanto, encontrará importantes o pertinentes diferentes aspectos del mismo texto.
En la didáctica de lenguas, la consideración de las macrorreglas textuales ha incidido en las prácticas de comprensión lectora y en general en el procesamiento de información. En cuanto a las primeras, las macrorreglas han sido equiparadas a unas estrategias de comprensión, si bien no se ha efectuado una propuesta sistemática, basada en el marco conceptual, de aplicación pedagógica de las macrorreglas. En cuanto al procesamiento informativo, se ha visto la utilidad de que los aprendientes conozcan los mecanismos que permiten extraer la información relevante de un texto, su contenido semántico o macroestructura, a fin de que sean capaces de reducir y organizar grandes cantidades de información (sea en la producción o en la recepción). Ello permite explicar la forma como cada individuo interpreta los textos y les asigna un sentido, y diseñar en consecuencia una determinada acción didáctica.
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